19/6/10

Mahmud Darwix, por José Saramago

Hoy, en la muerte de José Saramago, recuperamos este texto que el maestro portugués dedicó a Mahmud Darwix en su blog el pasado 1 de abril de 2009.

El próximo día 9 de Agosto se cumplirá un año de la muerte de Mahmud Darwix, el gran poeta palestino. Si fuese nuestro mundo un poco más sensible e inteligente, más atento a la grandeza casi sublime de algunas de las vidas que en él se generan, su nombre seria hoy tan conocido y admirado como lo fue, en vida, por ejemplo, el de Pablo Neruda. Enraizados en la vida, en los sufrimientos y en las inmortales esperanzas del pueblo palestino, los poemas de Darwix, de una belleza formal que frecuentemente roza la transcendencia de lo inefable en una simple palabra, son como un diario donde van siendo registrados, paso a paso, lágrima a lágrima, los desastres, también las escasas, aunque siempre profundas alegrías, de un pueblo cuyo martirio, pasados sesenta años, todavía no parece que se anuncie su fin. Leer a Mahmud Darwix, además de una experiencia estética que será imposible olvidar, es hacer un doloroso recorrido por las rutas de la injusticia y de la ignominia de que la tierra palestina ha sido víctima a manos de Israel, ese verdugo de quien el escritor israelí David Grossmann, en hora de sinceridad, dijo que no conocía la compasión.

Hoy, en la biblioteca, he leído poemas de Mahmud Darwix para un documental que será presentado en Ramala en el aniversario de su muerte. Estoy invitado a estar allí, veremos si es posible que pueda hacer ese viaje, que ciertamente no sería grato para la policía israelí. Recordaría entonces, justo en el mismo lugar, el abrazo fraterno que nos dimos hace siete años, las palabras que intercambiamos y que nunca más pudimos renovar. A veces, la vida quita con una mano lo que nos había dado con la otra. Así me sucedió con Mahmud Darwix.

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