Si avanzas por una calle
que no acaba en un barranco,
di a los basureros: ¡Gracias!
Si regresas vivo a casa
como una rima sin mella,
di para ti mismo: ¡Gracias!
Si tienes negros presagios
y te falla la intuición,
deshaz mañana tus pasos,
di a la mariposa: ¡Gracias!
Si gritas desgañitándote
y el eco responde «¿Quién?»,
dile a la identidad: ¡Gracias!
Si ves alegre una rosa,
si verla no te hace daño,
dile a tu corazón: ¡Gracias!
Si un día cuando despiertes
nadie te frota los párpados,
dile a la lucidez: ¡Gracias!
Si todavía recuerdas
una letra de tu nombre
y del nombre de tu tierra,
¡pórtate como un buen chico!,
que el Señor te diga: ¡Gracias!
De Como la flor del almendro o allende (Ka-zahr al-lauz au abd, Beirut, Riad El-Rayyes, 2005)
Traducción de Luz Gómez García
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