26/8/08

Boulevard Saint-Germain: la neutralidad

/ Fingir una difícil neutralidad, en el poema y la novela, es el único delito moral que se perdona.

De La huella de la mariposa (Ázar al-faracha, Beirut, Riad El-Rayyes, 2008)

Traducción de Luz Gómez García

22/8/08

Hoy... en el exilio

Hoy, en el exilio... sí, en casa,
a los sesenta de una vida veloz,
te encienden las velas.

Alégrate, tampoco mucho,
porque una muerte estúpida está atrapada en pleno atasco
de camino hacia ti... y te ha dado una prórroga.

Una luna que curiosea entre los escombros
se ríe como un bobo,
mas no creas que viene a tu encuentro.
Ella, viejo es su oficio, igual que este nuevo
marzo... ha devuelto a los árboles los nombres de la nostalgia,
y se ha olvidado de ti.

Celebra pues con tus amigos que se rompa la copa.
A los sesenta ya no has de hallar ningún mañana
que cargar a hombros de los himnos... ni que cargue contigo.

Dile a la vida, como le cuadra a un poeta con experiencia:
Ve despacio, como las mujeres seguras de su magia
y sus encantos. Cada una tiene su secreta llamada:
¡Acércate! / ¡Qué bello eres!

Ve despacio, oh vida, que yo te vea
con todos tus defectos. ¡Me he olvidado tanto de ti
en tu océano buscándome y buscándote! Y cada vez que descubría
uno de tus secretos, me decías, cruel: ¡Qué necio eres!

Dile a la ausencia: Me has menoscabado,
mas yo me he hecho presente... ¡para cumplirte!

De Como la flor del almendro o allende (Ka-zahr al-lauz au abd, Beirut, Riad El-Rayyes, 2005)

Traducción de Luz Gómez García

16/8/08

¿Darwix/Darwish/Darwich? ¡Darwix!

El problema nace de una inexistencia: el fonema árabe /ʃ/, que se escribe ش, no existe en castellano. ¿Qué se puede hacer para reflejar este sonido? Sólo hay tres opciones: la ch, pronunciada a la española, se aleja del sonido original, y además en español nunca va en posición final de sílaba; el dígrafo sh no pertenece a nuestro sistema ortográfico, por más que sea familiar a través del sistema inglés, y le aporta al nombre un inadecuado aspecto anglosajón. Queda la x, que refleja para el castellanohablante de forma aceptable el sonido árabe, pertenece a nuestro alfabeto y tiene indudables virtudes poéticas.

Sí, porque lo poético en esto también ha de importar. ¿Puede haber algo más metapoético que un nombre de poeta acabado en x? Si además la terminación es en -ix, como es el caso, se riza el rizo, la belleza está refrendada por la genealogía más noble: el célebre soneto con rimas en -yx de Mallarmé: “Ses purs ongles très haut dédiant leur onyx”.

El propio Darwix, cuando apareció mi primera traducción suya (El fénix mortal, Madrid, Cátedra, 2000), me preguntó: “¿Y la x?” Se lo expliqué. Él, con la seguridad que le caracterizaba, repuso: “De acuerdo: en inglés con sh, en francés con ch, en español con x”. E hizo un ademán que significaba: perfecto, no se hable más.

(Ah, otra cosa: se pronuncia agudo, con el acento en la i. Nada que ver con Darwin.)

14/8/08

Sobre Darwix, por Edward Said

Rescatamos este texto de 1994, en el que Edward Said presenta a Mahmud Darwix al público norteamericano. Ofrece contrastes curiosos: tan pronto es didáctico y se dirige al lego como se lanza a un veloz análisis saidiano.

Me encontré con Mahmud Darwix por primera vez en 1974, y desde entonces hemos sido grandes amigos. Dirige al-Karmel, una revista cuatrimestral de temas literarios y culturales que se edita en Chipre y que ha publicado varios de mis ensayos. Aunque no nos hemos visto demasiado, estamos en contacto frecuente por teléfono. Darwix lee inglés y francés pero no habla con fluidez ninguna de estas lenguas, a pesar de que ha vivido en Francia casi una década. Su medio emocional y estético sigue siendo árabe y en menor medida (por razones obvias) israelí. A pesar de su ironía a veces mordaz y de que no vive ni en Palestina ni en Israel, es una presencia determinante en la vida de las dos naciones. Tiene un público inmenso en todo el Mundo Árabe (en 1977 ya se habían vendido más de un millón de ejemplares de sus libros), no sólo entre los palestinos, y eso que está lejos de ser un personaje populista. En Israel, se le sigue con atención debido a su estrecha relación con el Comité Ejecutivo de la OLP. Hasta tal punto su palabra alcanza al público del otro lado que, hace muy pocos años, uno de sus poemas, que expresaba un punto de vista ácido y airado acerca de Israel, fue motivo de discusión en la Kneset. Ninguna otra figura intelectual palestina ―ni siquiera el novelista Emil Habibi, que ganó el Premio Israel de las Letras en 1992, y al que Darwix condenó por aceptarlo― tiene una influencia comparable.

En Darwix, lo personal y lo público siempre guardan una tensa relación: la fuerza y la pasión que en él tiene lo personal casan mal con los requerimientos de la corrección política y el activismo que exige la actuación pública. Pero siendo como es un escritor concienzudo y meticuloso, Darwix es a la vez un poeta-artista de un tipo que tiene pocos equivalentes en Occidente. Tiene un estilo sorprendentemente personal y sugestivo que provoca una respuesta inmediata de la audiencia. Sólo unos pocos poetas occidentales ―Yeats, Walcott, Ginsberg― poseen la irresistible y rara combinación de un estilo que encandila al público y una profundidad, incluso un hermetismo, que refleja un universo sentimental exclusivo. Como éstos, también Darwix posee un gran virtuosismo técnico: se sirve de la incomparablemente rica tradición prosódica árabe de manera siempre innovadora, lo cual le permite algo bastante excepcional en la poesía árabe moderna, a saber: poseer a la vez un estilo virtuoso y un sentido poético depurado, a la postre simple a fuer de refinado. [...]

La poesía de Darwix no sólo es una puerta de inusual claridad a un universo alejado de lo convencional, sino que al mismo tiempo es una unión inextricable de poesía y memoria colectiva, que se presionan mutuamente. La paradoja se ahonda de manera casi insoportable cuando la intimidad del sueño se ve invadida o incluso violada por una realidad siniestra y amenazante que colapsa la inquietante dialéctica entre poesía y memoria colectiva, sin resolverla o trascenderla. Esta cualidad al límite y deliberadamente irresuelta de la más reciente poesía de Darwix la convierte en un ejemplo de lo que Adorno llamó late style, en el cual la estética convencional y la intangible, lo histórico y lo trascendental se combinan para proporcionar un sentido increíblemente concreto de más allá, en el que nadie ha vivido en la realidad.

Grand Street, nº 48, invierno 1994

Traducción de Luz Gómez García

13/8/08

La fecha de nacimiento

Mahmud Darwix nació el 13 de marzo de 1941. En los documentos oficiales, la fecha de su natalicio se retrasa un año, hasta 1942, debido a que éste fue el dato con que le registraron al escolarizarle en 1950, y así fue reproduciéndose posteriormente, tanto en documentos oficiales como en obras literarias. Parece que el error fue intencionado por parte de sus padres, que habrían buscado de este modo prolongar un año la escolarización del niño.

El contexto en que se produjo la Nakba aclara este malentendido. La noche del 11 de junio de 1948, la familia Darwix hubo de salir precipitadamente de su aldea, Birwa, cercada por las tropas israelíes. Se encaminaron a la cercana frontera del Líbano, donde permanecieron menos de dos años. Cuando regresaron a Birwa, situada en las colinas que otean el Mediterráneo de Acre, la aldea había sido arrasada y, literalmente, borrada de los mapas; con ella, es de suponer que desaparecieron los archivos y documentos que hubiera.

La familia de Darwix decidió permanecer en Palestina y se topó con un nuevo estatuto: el de “presentes-ausentes”, denominación que el nuevo Estado israelí dio a todos aquellos habitantes del país que, no estando presentes o no habiéndose personado en el momento de la realización del censo de 1949, se hallaban físicamente en el territorio, pero a los cuales no se les reconocía existencia jurídica y, por tanto, derechos. Se les consideró ‘infiltrados’, un número sin nombre, y como a tales se les perseguía. El niño Mahmud fue al colegio en Deir al-Ásad y en Kafr Yasif, dos pueblos a escasos kilómetros del suyo, en los que malvivió la familia. Allí sufrió esta realidad de existir sin existir, que le obligaba, a mitad de clase, a correr a esconderse en las grutas de los alrededores cuando el vigía alertaba de la llegada de los guardias israelíes. Darwix recordaba que está por escribir la historia de los ‘infiltrados’, entre ellos la de los gitanos y trovadores ambulantes que mantuvieron viva la cultura popular palestina durante la primera década de la Nakba.

10/8/08

El poeta troyano, por Luz Gómez García

Mahmud Darwix abrió su última lectura de poemas, el 1 de julio en Ramala, con un poema reciente que comienza: “Quién soy yo para deciros”. En él recorría su vida, una vida palestina, y se interrogaba acerca del sentido de su palabra, en el tiempo y en la vida de la actual Palestina demediada. La ironía latía en sus palabras, también la humildad y la lucidez de quien se sabe cercado por el final y ensalza la fuerza del comienzo: “Viva la vida”, era la conclusión del poema.

Darwix se ha calificado a sí mismo en varias ocasiones como un poeta troyano, esto es, como el poeta que Troya tuvo pero del que nada quedó en la historia, el cantor de una tragedia que sería borrada. Su gente le eligió para este papel, y él se sintió honrado por ello y siempre quiso cumplir. Pero tuvo claro también que las necesidades poéticas eran superiores a la coyuntura política, que la poesía busca lo universal y que sólo así cumple con el lector. Adorado en todo el mundo árabe, que siempre esperaba de él la poesía que ya conocía, Darwix se empeñaba en un cambio continuo de carácter cualitativo que tenía a la musicalidad y la estructura del poema como condiciones primeras.

Quizá el sentido último de su obra sea la recreación o creación del espacio vital, de la historia material y cultural palestinas, en oposición a los constructos israelíes basados en una historia legendaria, lo cual va precisamente ligado a la celebración de la vida y a la obligación moral de resistir para dignificarla.

Aquel día en Ramala charlamos del futuro, de sus nuevos libros en España, de su admirado al-Mutanabbi, el gran clásico árabe, al que tanto se ha parecido su vida, por carisma y amplitud poética, del vino, como siempre, y de sus tristes días en la escuela de Kafr Yasif, en su Galilea natal, tras la Nakba (el Desastre palestino de 1948).

Me dijo que se iba a Houston, y le deseé suerte.

El País, 10/8/08

¡Oh tú, muerte! Aguarda...

En el año 2000, tras recuperarse de su segunda crisis cardiaca, Darwix escribió Mural, poema al que pertenece este fragmento, publicado en Poesía escogida (1966-2005), Valencia, Pre-Textos, 2008:

¡Oh tú, muerte! Aguarda a que prepare
la maleta: el cepillo de dientes, el jabón,
la máquina de afeitar, la colonia y la ropa.
El clima ahí ¿es templado? ¿Hay
alternancias en la eternidad blanca
o son iguales otoño
e invierno? ¿Me bastará con un libro
para entretenerme en el no tiempo o me hará falta
una biblioteca? ¿Y qué lengua se habla ahí,
el dialectal de la gente o el árabe
clásico? /
... ¡Oh muerte! Aguarda, muerte,
a que la primavera y la salud
me devuelvan la claridad mental, y sé un cazador noble
que no abate al corzo junto a la fuente. Que sea nuestra relación
afectuosa y sincera: tuyo será
lo que obtengas de mi vida cuando culmine...
mío de ti contemplar los astros:
ninguno está del todo muerto, son espíritus
que cambian de forma y lugar /
¡Oh muerte! Oh sombra mía que
has de llevarme, a la tercera, oh
color vacilante en la esmeralda y el topacio,
oh sangre del pavo real, cazadora que alcanza el corazón
del lobo, oh mal de la imaginación! Siéntate
en la silla, pon los pertrechos de caza
al pie de mi ventana, y cuelga sobre la puerta
el pesado llavero. No te fijes,
oh poderosa, en mis arterias, al acecho del último
punto débil. Tú eres más fuerte
que la medicina, más fuerte que mi aparato
respiratorio, más fuerte que la miel fuerte
y no precisas ―para matarme― mi enfermedad.
Sé más noble que los insectos. Sé quien
eres, transparente correo que descifra lo invisible.
Sé como el amor, tormenta sobre los árboles, y no
te sientes en el umbral como el mendigo o el recaudador
de impuestos. No seas guardia de tráfico en
las calles. Sé fuerte, de acero puro, y quítate la máscara
del zorro. Sé
caballerosa, magnánima, de golpe certero. Di
lo que deseabas decir: «De un significado a otro
vengo. Es la vida un fluido y yo
lo adenso, lo nombro con mi cetro y mi balanza»... /
Oh muerte, aguarda, y siéntate en
la silla. Toma una copa de vino, y no
regatees conmigo, pues no es digno de ti regatear con hombre
alguno, y alguien como yo no se opone a la servidora
de lo invisible. Descansa... Acaso hoy estés agotada
de tanta guerra entre las estrellas. ¿Y quién soy yo
para que me visites? ¿Tienes tiempo de calibrar
mi poema? No. Eso no es cosa
tuya. Tú eres responsable de cuanto de barro hay
en el ser humano, no de sus actos o sus dichos /
Te han derrotado, oh muerte, las artes todas.
Te han derrotado, oh muerte, los himnos de
Mesopotamia. El obelisco del egipcio, el Valle de los Reyes,
los jeroglíficos de los templos te han derrotado
y vencido, y de tus emboscadas se ha zafado
la eternidad...
Haz pues, con nosotros y contigo misma, lo que quieras.

[...]

Traducción de Luz Gómez García

9/8/08

Ha muerto Mahmud Darwix

Esta tarde, a las 18, 30 h., ha muerto en un hospital de Houston (Texas, EEUU) Mahmud Darwix.

8/8/08

Boulevard Saint-Germain: con Peter Brook

/ Sentado con Peter Brook, los pájaros de Aristófanes y de Farid al-Din al-Attar sobrevuelan nuestras cabezas en un viaje compartido hacia los límites del significado.

De La huella de la mariposa (Ázar al-faracha, Beirut, Riad El-Rayyes, 2008)

Traducción de Luz Gómez García

3/8/08

Boulevard Saint-Germain: con George Steiner

/ Me dice George Steiner: El poeta ha de ser huésped... Yo le digo: ¡Y hospedero!

De La huella de la mariposa (Ázar al-faracha, Beirut, Riad El-Rayyes, 2008).

Traducción de Luz Gómez García

1/8/08

Adiós a “al-Karmel”

al-Karmel (“El Carmelo”, en alusión al monte vecino a Haifa, patria chica de Darwix y símbolo galileo) la gran revista palestina fundada y dirigida por Mahmud Darwix, deja de editarse. El último número aparecido, el 88/89, lleva fecha de 2006. Si entonces no estaba claro si sería el último, hoy el proyecto ha cerrado su ciclo.

Fundada en 1981 en Beirut, al-Karmel sufrió un primer parón en 1982, a raíz de la invasión israelí del Líbano. Entre 1983 y 1993 se editó desde Nicosia, y en 1996 se trasladó a Ramala, coincidiendo con el establecimiento en esta ciudad de la Autoridad Nacional Palestina.

al-Karmel ha querido siempre establecer un diálogo intelectual y creativo entre la cultura árabe en sus distintas manifestaciones y el resto de las culturas del mundo, a partir de la convicción del carácter universalista del humanismo. Por ello, ha prestado atención tanto a las colaboraciones de los autores árabes contemporáneos más destacados como a la traducción de los principales pensadores y escritores del panorama internacional.